programa
Parte I
Cosi fan tutte
Obertura
W. A. Mozart
Sinfonía nº 5 en Sib M D485
I. Allegro
II. Andante con moto
III. Menuetto. Allegro molto
IV. Allegro vivace
F. Schubert
Parte II
Potpurri-Fantaisie para viola y orquesta Op. 94
Álvaro García, viola
J. N. Hummel
Sinfonía nº 41 en Do M K.551
I. Allegro
II. Andante cantabile
III. Menuetto
IV. Molto allegro
W. A. Mozart
notas al programa
“La gran melodía es la única cosa de la música que el gran público realmente entiende”
Sir Thomas Beecham
(cit. en Atkins, H. and Newman, A. Beecham Stories. London, Robson Books Ltd, 1978)
De la colaboración entre Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y el poeta y libretista italiano Lorenzo da Ponte surgieron tres óperas Le Nozze di Figaro, KV 492 (1786), Il dissoluto punito, ossia il Don Giovanni, KV 527 (1787) y Così fan tutte, ossia la scuola degli amanti, KV 588 (1790), drama jocoso en dos actos cuya trama tiene lugar en Nápoles en el transcurso de un solo día y en la que, siempre neoclásico, se aprecia esa observación de Da Ponte a las unidades aristotélicas de tiempo, lugar y acción. Estrenado en el Burgtheater de Viena el 26 de enero del mismo año de su composición, toma su título de la primera frase del primer acto de Le nozze di Figaro cuando Don Basilio canta “Così fan tutte le belle”, línea melódica que encontramos en la obertura con la que comenzará este concierto y en la que combina equilibradamente el rigor de la composición con una gran flexibilidad expresiva, logrando una inagotable continuidad en el discurso. Obra para la escena en la que Mozart empieza a mostrar un cambio de espíritu atenuado por el dolor y la contrariedad. Con una progresiva profundidad expresiva alejada ya de la gracia y la ligereza de sus primeras composiciones y con una marcada vena elegíaca y melancólica que aplica a la vívida caracterización psicológica y emocional con la que humaniza a los personajes, refleja la moralidad, la farsa y la comedia, el juego de la seducción y del engaño.
Con su siempre ingenio sutil y explícito, Mozart acababa de finalizar su Sinfonía nº 41 en Do Mayor, KV 551 “Júpiter”, nombre que se cree le asignó el empresario alemán establecido en Inglaterra Johann Peter Solomon. De carácter triunfal, solemne, ceremonial y majestuoso, es la última de las tres que Mozart compuso durante el verano de 1788. Aunque no se sabe si fue estrenada en vida del compositor sí hay constancia de que la introdujo en su catálogo dieciseis días después de componerla, más concretamente el 10 de agosto. En ella, encontramos reflejos de la ópera bufa puesto que el primer movimiento cita melódicamente parte del aria “Un bacio di mano” que había compuesto dos meses antes para insertarla en “Le gelosie fortunate” de Pasquale Anfossi. Nos encontramos ante una página en la Mozart que no explora nuevas vías formales pero sí cumple con los más altos ideales del sinfonismo clásico con la fluidez de sus cuatro movimientos que, a su vez, revelan también la influencia de Johann Schobert junto a esa ambigua alegría y ese tinte dramático, auténtico distintivo de su música.
No fue hasta finales del siglo XVIII cuando se empezó a considerar la viola como instrumento concertante. La emergencia de los nuevos patrones orquestales y el cambio en los intereses musicales permitieron emerger al instrumento desde esa aparente oscuridad sobre la que debatieron intérpretes y constructores, especialmente en las manos de compositores como Carl Stamitz en el marco del brillo de la reconocida orquesta de Mannheim donde prestaba sus servicios. En este contexto de nuevas demandas artísticas, los conciertos fueron paulatinamente reemplazados por formas más populares como la fantasía, la elegía y la paráfrasis, encontramos a Johann Nepomuk Hummel (1778-1887), alumno favorito de Mozart. Con un fértil y prolífico talento y un amplio catálogo, cultivó prácticamente todos los géneros. Entre ellos, y dentro de los denominados “de la musa más ligera”, estaba el Popurrí, muy habitual en el siglo XIX y para el que se elegían conocidas melodías de ópera de varios compositores a las que, a su vez, se añadían introducciones, transiciones y finales. También solían incluirse variaciones de las conocidas como “melodías de éxito” del escenario de la ópera, generando así una forma elegante para entrenter al público y a los connaiseurs de la época.
Siguiendo esta línea, Hummel conforma su Potpourri Op. 94, en el que une material original con extractos y variaciones de óperas de Mozart –las mencionadas Don Giovanni y Le Nozze di Figaro, y de Die Entführung aus dem Serail, KV 384-, y de Gioacchino Rossini, conretamente de Tancredi. El autógrafo indica la fecha de septiembre de 1820, momento en el que asumía el puesto de Kapellmeister en Weimar, ciudad que nunca abandonó y a la que llegó invitado por Goethe. Dedicado al violista y miembro de la orquesta de la corte sajona de Dresde, Anton Schmiedl (también escrito Schmiedel y Schmidl), no existen datos de cuándo y con qué frecuencia se interpretó este popurrí de Hummel antes de su publicación, aunque algunas indicaciones ocasionales en los márgenes de la partitura autógrafa sugieren que se copiaron partes de ella. La conocida como Fantasía Op. 94 es una reducción del popurrí que realizó la editorial Fischer en 1900 manteniendo una tercera parte del original. Así, la Fantasía, que es la más interpretada habitualmente, incluye la introducción y el rondó final con material original del compositor y la variación sobre el aria “Il mio tesoro intanto” de Don Giovanni de Mozart.
Poco después de cumplir diecinueve años, Franz Schubert (1797-1828), completó su Sinfonía nº 5 en Si bemol Mayor D 485 (1816), la más cercana a los preceptos del siglo XVIII. En ella prevalece la moderación clásica que descubrió durante sus años de formación como miembro de la orquesta del Vienna Stadtkonvikt, adscrito a la capilla imperial. Entre los años 1811 y 1813 compuso no menos de cinco oberturas, probablemente para la mencionada orquesta. De las sinfonías sobrevive un fragmento del año 1811, una introducción lenta y el inicio de un Allegro de treinta compases catalogado como D. 2B en el catálogo alemán de las obras del compositor. Autor también de varias colecciones de canciones, misas, obras para piano y música de cámara, a la compleja ordenación de su material sinfónico debida a la existencia de gran cantidad de esbozos y numerosos pasajes inconclusos derivados de su espíritu autocrítico (están documentadas trece tentativas de composición de sinfonías de las cuales siete son obras completas), se añade cierta controversia acerca de su numeración en alguna de ellas.
Con respecto a la que escucharemos hoy, compuesta en proporciones mozartianas, logra una constante sensación de ligereza gracias a su claridad formal al mismo tiempo que prescinde de los clarinetes, las trompetas, la percusión y la segunda flauta. El deseo de expresarse a sí mismo con largas frases para desarrollar sus ideas de forma natural, impulsó a Schubert a buscar una nueva forma de organizar su música. En ella se puede apreciar cómo el joven compositor traslada sus amplias experiencias musicales a su propio lenguaje tomando como modelo la Sinfonía nº 40 en Sol menor KV 550 de Mozart y su devoción a esta misma obra, tal como recuerda su contemporáneo Joseph von Spaun: “Los adagios de las sinfonías de Haydn le emocionaban profundamente y de la sinfonía en Sol menor de Mozart dijo a menudo que le producía una violenta emoción sin saber exactamente por qué. La primera sinfonía completa data de octubre de 1813 y fue interpretada por la orquesta del Stadtkonvikt que inicia un grupo de seis que llegan hasta 1818. La segunda está dedicada al director de la institución y, más tarde, su amigo Josef Doppler donó una colección de manuscritos de las partes instrumentales a la Gesellschaft der Musikfreunde de Viena que, con el tiempo, también adquirió los de la quinta y la sexta sinfonías. En este sentido, no hay datos acreditados sobre la tercera y la cuarta pero Josef Sonnleithner, otro amigo del compositor, da cuenta de que tanto la programada en este concierto como la siguiente, la sexta, fueron ambas compuestas, o adaptadas, para la disponibilidad de una de las habituales reuniones de familiares y amigos en este caso organizadas por el violinista Otto Hatwig, a modo de conciertos semipúblicos de una orquesta en la que Schubert tocaba la viola.
Obras, todas ellas, que cautivan al oyente por su ordenada belleza y la brillantez tan natural y exquisita de sus melodías puras, claras, serenas y luminosas.
María del Ser
Álvaro García
viola
Nació en Murcia (España) en el año 1999. Desde 2017 se forma con las profesoras Nobuko Imai y Wenting Kang en la Cátedra de Viola Fundación BBVA en la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Disfruta de una beca de la Fundación Albéniz.
Comenzó sus estudios de viola en 2007 en el Conservatorio Profesional Murcia con Antonio Clares, obteniendo matrícula de honor en todos los cursos, y más tarde accedió al Centro de Estudios Musicales Alter Musici, donde estudió con Ashan Pillai. Ha participado en varios cursos y lecciones magistrales impartidos por profesores como Alan Kovacs, Joaquín Riquelme, Michael Gieler, Avri Levitan, Ashan Pillai, Pauline Sachse, Paul Cortese, Hariolf Schlichtig, Tabea Zimmermann y Antoine Tamestit. Ha ganado varios premios, como el primer premio en el certamen Villa de Molina (categorías C,B y A), tercer premio en la modalidad de instrumentistas de cuerda frotada y primer premio en la modalidad de música de cámara del certamen Entre Cuerdas y Metales, primer premio en el certamen Summa Cum Laude con la Orquesta de Jóvenes de la Provincia de Alicante en el Musikverein de Viena, tercer premio en el Concurso Internacional de Viola Villa de Llanes, y primer premio en la edición regional, y segundo premio y premio al Mejor Intérprete de Cuerda en la edición nacional para estudiantes de grado medio del Certamen Intercentros y tercer premio en el 17º certamen Internacional de Interpretación Intercentros Melómano (grado superior).
Fue seleccionado para participar en dos ediciones de la Gstaad Menuhin String Academy bajo la tutela del profesor Ettore Causa y con masterclasses en música de cámara con los profesores Rainer Schmidt e Ivan Monighetti. También fue escogido por el Proyecto Talentos de la Orquesta Sinfónica de Madrid, con cuyos solistas actuó en el Teatro Real. Ha participado en grupos de cámara y orquestas (Orquesta del Encuentro Internacional de Música de Santander, Orquesta Sinfónica de Murcia, Orquesta Sinfónica de Elche, Orquesta de Jóvenes de la Región de Murcia, Camerata de Murcia, Orquesta de Jóvenes de la Provincia de Alicante, Orquesta de la Universidad de Murcia, Orquesta Forum Musikae).
Como alumno de la Escuela, ha tocado con la Orquesta Sinfónica Freixenet dirigida por Jaime Martín, Plácido Domingo, Zubin Mehta, Andrés Orozco-Estrada y Víctor Pablo Pérez. Ha sido miembro del Cuarteto Stoneshield y actualmente lo es del Grupo Tchaikovsky de Management Solutions. Forma parte del programa de Interpretación Histórica dirigido por Lina Tur y Paul Goodwin y de la Sinfonietta contemporánea bajo la batuta de Johannes Kalitzke.
Actualmente compagina su formación con la viola con el Grado en Psicología.
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